El dolor silencioso

Parte de mi trabajo como terapeuta en la búsqueda por reducir el sufrimiento humano es comprender el efecto del trauma en la psique y cuerpo humano para encontrar los elementos que permitan la resiliencia y por tanto sanacion. 


Comprender con mayor exactitud esto, nos ofrecerá la posibilidad de diseñar programas específicos y holisticos que  acompañen cooperativamente a las personas para recuperar su propio empoderamiento hacia sus vidas y por tanto sus sueños.


En mi experiencia profesional, esta búsqueda cooperativa con las personas que llegan a mi consulta o grupos terapéuticos nos ha llevado a la revelación de experiencias traumáticas subyacentes a las problemáticas actuales, ligadas a los primeros años de vida, el cual hoy conocemos como "trauma de desarrollo". 


Consciente de la limitación cultural  construida alrededor de la palabra "trauma", sobretodo cuando se trata de la infancia, dónde automáticamente admitir su existencia conlleva la visión  estigmatizada de un ser humano "estropeado por dentro", mi trabajo es en primer lugar cambiar dicha creencia entre profesionales y las mismas personas que acompaño. 


Trauma, que literalmente implica en psicología " herida psiquica",  es más bien la existencia de mecanismos muy complejos y asombrosamente inteligentes que el ser humano desarrolla frente a eventos sucedidos en su vida que podrían poner en peligro su desarrollo. Gracias a éstos, hoy estamos vivos.


Este cambio de mirada es fundamental para introducir un primer elemento terapéutico: la compasion. 


Uno de los efectos más duros del trauma es precisamente el silencio de la mano del juicio. Una "no-palabra" cargada de significados que muchas veces es castigada o mal comprendida por la misma sociedad 


La compasión permite iniciar un proceso primero de auto-perdon por lo sucedido, al "no poder evitarlo" o simplemente "haber hecho algo que nos avergüence", pero a la vez para comprender porque hoy nuestra psique se comporta o reacciona de "x" manera frente a la vida y sobretodo las relaciones. 


No es hasta después que podremos hablar de otros perdones alejados  de visiones judeo-cristianas auto-castrantes que poco tienen que ver con la verdadera  espiritualidad, y que muchas veces imponemos a las victimas de violencia.


Es de suma importancia re-encontrar la palabra secuestrada por el trauma en el espacio terapéutico: sin juicio, sin rechazo, sin condiciones.


Desgraciadamente la amistad no siempre ofrece esto, y por eso mismo muchos de los problemas con las personas que han tenido traumas de desarrollo se relaciona con las dificultades para expresar sus emociones en un entorno donde sientan seguridad para no volver a ser abandonadas, rechazadas o castigadas.


Obviamente, el hecho que hoy sepamos que las redes de apoyo son otro elemento fundamental para cambiar esos mecanismos neuro-psico-fisiologicos aprendidos no siempre implica que las personas con trauma de desarrollo logren  construir esas redes sanas. Esto suma a su propio rechazo una carga de sentirse estropeadas por dentro porque no logran construir dicha intimidad y seguridad, y por tanto produce auto-aislamiento acrecentando esa sensación de rechazo. 


Por ello es necesario construir grupos terapéuticos para que pueden por fin sentir que eso que les pasa es común y por tanto aprender con otros y otras a amarse y auto-conocerse desde el apoyo, además de evitar uno de los efectos del trauma de desarrollo, que es que "no necesito a nadie y yo puedo sanarme sola".


Otro elemento importante es comprender que el trauma no es un elemento que siempre compromete a todo nuestro ser. Para que podamos sobrevicir el trauma debe generar disociación. Un mecanismo asombroso que nos permite seguir con la vida sin ser consciente de las heridas existentes.


Y aunque eso permite que una persona pueda seguir con su vida de forma funcional,  también implica una carga energética extra para que permanezca fuera de la conciencia, además de sus efectos no conectados muchas veces fragmentados, y por tanto que son vividos inconscientemente. Entre ellos está la apatía, sentir que no logramos lo que queremos, la falta de gozo o alegría, el estress constante etc...


Que sean inconscientes los convierte en destino, que es lo que en muchas otras tradiciones nombraron cómo karma. Y por tanto nos quita la posibilidad de agencia frente a nuestras vidas repitiendo patrones de relaciones que a la vez generan sufrimiento.


Por tanto cualquier proceso terapéutico además de la compasión y las redes de apoyo nombrada anteriormente debe incorporar procesos de auto-conocimiento. 


Este elemento es bien importante puesto que muchas veces las personas que atiendo suelen decir: " yo ya he trabajo lo que me pasó y de dónde viene esto y lo otro, pero ahora qué hago con eso". Obviamente ese auto-conocimiento no solo es un acto racional, y desgraciadamente muchas estrategias terapéuticas creen que con solo saber ya es suficiente. 


Mi experiencia de trabajo y mi propia experiencia personal me muestran que no con solo comprender vamos a cambiar esos mecanismos. Aunque es un elemento esencial es necesario sincronizar emoción y cuerpo junto a la mente para comprender qué debemos transformar. Es necesario comprometer al sistema límbico y cerebro emocional en relación al cerebro racional.


En efecto si el trauma tiene efectos en la fisiología y neurología, intentar que solo la mente cambie fracasará. En este sentido la teoría polivagal nos ha ofrecido muchas luces a la comprensión del efecto del trauma.


Es por ello que muchos terapeutas hoy incluyen trabajo de cuerpo y auto-conocimiento del cuerpo, sus sensaciones y emociones encarnadas.  


Estamos hablando de meditaciones, yoga y/o mindfulness; artes marciales y masaje. Estos elementos nos permitirán no solo conocernos mejor sino tomar nuevamente nuestra agencia integrando nuestro cuerpo y emociones desconectadas para evitar sufrir durante nuestros primeros años de vida. Desde estas practicas aprendemos a cambiar  nuestros sistemas de activación/ relajación, volviendo a su equilibrio o homeostasis, además de su auto-regulación, dos de los elementos que quedan más afectados por los traumas de desarrollo y apegos no sanos.


Finalmente, entender qué las emociones y nuestros sistema nerviosos se basa en un intercambio energético inter-celular afectado por el exterior que se hereda de generación en generación, es otro elemento que la física cuántica explica más allá de la existencia individual de cada persona. Esto ha supueston cambiar la forma como concevimos la genética más allá del efecto de tan solo un gen. Nos introduce un nuevo elemento tan desarrollado en las culturas ancestrales y tan negado en occidente: el trauma colectivo y transgeneracional, así como la.conexion con el todo.


Es por ello que además de la compasión, las redes de apoyo, el auto-conocimiento o intercepcion que busque la sincronización entre cuerpo, mente y emoción, está el trabajo espiritual de conexión energética entre el interior y el exterior, además de la introducción del trauma colectivo y transgeneracional.


Con todo ello, cómo dije al inicio se trata de lograr desarrollar programas más holisticos capaces de acompañar a las personas para recuperar su propio poder. Un poder construido con otros y otras, y conectada al todo, y alejado de esta forma de poder actual que solamente nos genera sufrimiento.

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